Últimamente no oigo mucho el refrán de “quien bien te quiere te hará llorar” en su sentido original (el que te quiere, al que le importa tu crecimiento personal, te puede hacer daño, porque es el único que se atreve a decirte, por tu bien, las cosas que no te gustan). Hasta hace 30 años lo oía constantemente, pues mi abuela no se cansaba de decirlo. ¡Me debo estar haciendo vieja, porque cada vez me acuerdo más de las enseñanzas de mi abuela!
Lo cierto es que en todos los talleres que he cursado para mejorar mis habilidades como líder siempre te recomiendan pedir opinión a los demás, pedir feedback sobre tus actuaciones y tu forma de dirigir equipos, en definitiva sobre cómo haces las cosas. En las evaluaciones 360º éste un punto importante porque de forma anónima puedes recibir bastante información.
Sin embargo, a mí no me gusta la información anónima, me parece muy fría, prefiero la que recibo en primera persona donde puedo entablar una conversación sobre los puntos a mejorar pero también sobre lo que hago bien para poder crecer profesionalmente y sobre todo convertirme en mejor persona.
En el terreno personal nuestros padres son nuestros aliados, aunque de jóvenes los vemos como enemigos. Nuestros padres quieren que mejoremos, que crezcamos y aún a costa de hacernos daño siempre nos dirán lo que realmente piensen. Después recibiremos feedback de nuestra pareja e incluso de nuestros hijos.
Sin embargo, a lo largo de 25 años, he constatado que profesionalmente es difícil recibir feedback sincero y profundo. A todos nos cuesta decirle a un compañero lo que hace mal o lo que no nos gusta. Tememos hacerle daño y que envenene nuestra relación laboral o que dar nuestra opinión sincera pueda perjudicarnos (por ej. si es a un jefe…). Por eso es tan gratificante cruzarte en tu camino con una persona valiente que no teme las reacciones adversas si comparte contigo su opinión sobre cómo haces las cosas, que en la mayoría de los casos es además la opinión de la mayoría de tus compañeros de trabajo. Por increíble que parezca en todos estos años solo he conocido tres personas así y sus comentarios me han sido de gran utilidad aunque en una primera instancia recuerdo que me hirieron profundamente, especialmente en el orgullo! Hoy admiro terriblemente a estas personas y me gustaría encontrar muchas más como ell@s.
Este feedback no solo sirve para decirte lo que haces mal, sino también para detectar y potenciar lo que haces bien. Ayer tuve la suerte de conocer a dos personas que me sorprendieron pues identificaron un punto que yo hago bien pero que no era consciente de ello, y es “la gestión eficaz del tiempo”. Me pidieron que realizara un taller y compartiera mis experiencias con otras personas. Al principio ya digo que me sorprendió, pero después pensándolo bien puede que sea buena idea. Les doy las gracias por su capacidad de observación y por compartirlo conmigo. Espero que el taller tenga éxito, ya os iré contando…