
Antonia (Toñi) Murcia Montero – 27.11.1998
Hoy 6 de Marzo hubiera cumplido mi madre, Antonia Murcia Montero (Toñi), 81 años, y aunque no la puedo felicitar en persona pues hace ya años que nos dejó, sí que la llevo en mi corazón y hoy celebro su cumpleaños con enorme tristeza por su falta pero con mayor alegría por el legado que me dejó.
Porque mi madre fue una de esas mujeres que dejan huella. No fue famosa y si buscas su nombre o imagen en google no aparecerá, pero todos los que la conocieron la recuerdan, sobre todo, como una buena persona. Sencilla, inteligente, con poca cultura pero con mucha educación, trabajadora, muy trabajadora, sacrificada siempre por su familia, humilde, cauta, discreta y con mucho sentido común. Una mujer que sabía escuchar sin juzgar, que nunca criticó a nadie.
El día que nació mi madre, para mí todo un referente, fue el mismo día (aunque un año más tarde) que nació Valentina Tershkova, la primera mujer que voló al espacio, otra mujer que dejó huella.
Toñi, mi madre, no era de dar muchos consejos, simplemente hacía lo correcto y con sus acciones fui aprendiendo a distinguir lo que está bien de lo que está mal. No necesitábamos cursos ni manuales, su ética y valores siempre fueron impecables. Alguna de sus frases las tengo grabadas en la memoria, como «El no ya lo tienes«. Mi madre siempre me instó a pensar en grande, a ser valiente, a pedir incluso cuando creía que no tendría posibilidades de conseguir algo. Supongo que caló tanto en mí, que me hizo desarrollar mi «Teoría de la Hecatombe Mundial«.
La semana pasada falleció otra amiga que también dejó huella, Antonia López, otra Toñi, con muchas cosas en común con mi madre. Toñi, era amiga del grupo de directivas LiderA+, de las que ya me habéis oído hablar en este blog.
Toñi al igual que mi madre luchó durante años contra el cáncer hasta que ya no pudo más. Nos dejó tranquila y en paz, rodeada del calor y cariño de sus familiares y amigos. Toñi, siempre alegre, ayudando a otras mujeres. Con mucha fuerza y energía, con mucho sentido común, el sentido que más aprecio. Hoy me doy cuenta que de alguna forma mi madre y ella, las dos Toñis, tenían mucho en común. Las dos dejaron en mí una profunda huella.
Me siento muy afortunada de haberte conocido Toñi. DEP allá donde estés. Nunca te olvidaremos.
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